22.7.12

Dehiscencia


No me pidas que perdone tu desliz
esta herida jamás, nunca tendrá una  cicatriz
yo soñaba  que a mi lado eras feliz
pero es obvio que bebías otro anís.
No comprendo tu puñal de filo gris
que en mi espalda se clavó profundo y vil
y aunque el golpe fue asestado tras de mí
fue mi pecho el que se abrió casi sin fin.
Mucho tiempo ha de sangrar la herida, sí
ríos rojos correrán dentro de mí
y el dolor  es tan grande  que no va a permitir
que un igual amor vuelva un día a sentir.
No es rencor.  Es tristeza, es lamento, es morir
victimar esperanzas,  ilusiones que a tu lado tejí
eso duele,  porque entero, todo me vertí
a tu río de vida,  tumultuoso, atormentado e infeliz.
No me pidas que confíe un día en ti
no pretendas que otra vez vuelva a sentir
ese anhelo de entregar mi vida así
como entrega el perfume una flor de tu jardín.

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