28.3.12

Memoria


Desde lo hondo de la memoria
Treinta mil almas oigo en clamor
Pidiendo a gritos que recordemos,
Que no olvidemos lo que pasó
En aquel marzo en que  belcebúes
Se apoderaron de La Nación
Fusil en mano y terror perverso,
Mordaza, muerte  y prohibición.

Se hicieron dueños de nuestras vidas,
De nuestros hijos, de los obreros,
Los estudiantes,
De los artistas y su creación.
Acribillaron las libertades,
Jóvenes vidas y su esperanza
En nefastos campos de concentración.

Desaparecieron sus inermes cuerpos
Tras secuestrarlos y torturarlos
Con cobardía y con vejación.
Los redujeron a simple carne
Encapuchados, desnudos, frágiles
Tan indefensos ante el dolor.
Morbos verdugos, hijos de la muerte
Látigo en mano, varas siniestras
Picana, asfixia y violación
Se hicieron dueños de sus personas
Con saña y sádica abominación.

Hicieron propios a nuestros niños,
Malditos diablos de la opresión
Cegaron almas
Libres, pensantes
Con su proceso de destrucción.
Quemaron libros, callaron radios,
Diarios, revistas, televisión
Amordazaron a los poetas,
A los cantantes y su canción.

El  pelo largo delito era,
Andar de noche insurrección.
El reunirse con los amigos
Con la familia, con los vecinos
Era amenaza de subversión.
Nos embarcaron hacia una guerra
Contra un Satán aún mayor
En una noche en delirium tremens
De un hijo ´e puta lleno de alcohol.

Sacrificaron a nuestros pibes
Usándolos de carne de cañón
Y cuando perdieron los muy cobardes
Los escondieron, los humillaron
Y los tiraron en un rincón.
Nunca les dieron honor de héroes
Que defendieron el pabellón
Celeste y blanco, allá en Malvinas
Contra britano pirata ladrón.

Madres dolientes, pañuelos blancos
Allí en la plaza  aún danzan hoy
Y nos recuerdan con su presencia
Que no olvidemos, que recordemos
A aquellos mártires que alguna vez
Libres soñaron
Con una nueva y gran nación.

¡Oíd Mortales! ¡Nunca más! 

Todo está grabado en la memoria (León Gieco)